LAS MARIPOSAS VERDES
Keryma y Gladys descansan en el pasto del Pedagógico. Enfrentando la vocación de enseñar al odio
que asolaba Chile en 1975. Todos los que sueñan con un mundo mejor, los
estudiantes de pedagogía, están ahí.
En el viejo “Peda” Keryma y Gladys imaginan niños y niñas
felices, monos de plastilina, besos pegajosos de cola fría, con cada Jardín
Infantil lleno de luz entre la oscuridad de la dictadura.
A Gladys le cuesta llegar a clases, vive muy lejos, pero
Keryma cómplice, firma por ella en la clase de psicología, Jean Piaget frunce
un poco el ceño, pero no dice nada, mientras se saquen buenas notas, está bien.
María Montessori, como pocas veces en su vida, sonríe, sabe que Keryma y Gladys
serán destacadas Educadoras de Párvulos
El Pedagógico intenta proteger a su familia, pero falla, la
dictadura se cuela como rata y el profe de Biología Celular no alcanza a
diseccionarla, y entra sin ser invitada, en la biblioteca donde los de Historia
arman muros de libros para protegerse, en el arcoíris de Educación General
Básica, en la belleza de Arte y Música, en los microscopios de Cs. Naturales,
en García Lorca exiliado de pedagogía en Castellano, hace zancadillas en
atletismo y los estudiantes de Educación Física corren por su vida. Educación
Diferencial intenta sin éxito comprender que pasa por la mente de Chile.
Matemáticas saca cuentas horribles del creciente número de desaparecidos,
ejecutados, torturados…
La pesadilla ya está adentro, en la clase de psicología,
entra la DINA y se lleva a Gladys a la rastra, una mariposa verde atrapada en
la red. Keryma, la profesora, todas las compañeras de Educación Parvularia
tiemblan de horror, con tres años de dictadura encima, saben lo que se viene.
Keryma es valiente, aunque no sabe cuánto, debe hacer algo,
debe traer a su amiga para seguir estudiando química, debe consolar al Peda por
el sufrimiento de otro más de sus hijos. Debe cumplir la promesa a Piaget y
Montessori: atrasada, pero Gladys llegará a clases igual.
Los de Educación Física le advierten a Keryma: tendrás que
caminar mucho, los de Filosofía: nunca podrás comprender el por qué, las de Básica:
deberás consolarla como a una niña de primer ciclo, los de cs. Naturales:
llévale dulces para que suba el nivel de azúcar.
Arte, casi proscrito, delincuentes por crear. Música, Llora a
Víctor Jara. Paralizados por el miedo le
piden: haz la denuncia en la Vicaría de la Solidaridad. Traumatizados, no
comprenden que no servirá de mucho.
Los profesores de futuros profesores están con ella. No hay
horarios ni notas hasta que encuentre a Gladys.
Keryma convierte su delantal en alas verdes e inicia su
descenso.
Primero la Vicaría, el abogado Varela sabe que los Tribunales
son un circo con payasos muy siniestros y no un Palacio de Justicia. –igual
pondremos un recurso de amparo para proteger a Gladys- le dice a Keryma, con
ojos vacíos de esperanza.
Al fin…todas las pedagogías contienen la respiración, uno de
los compañeros lo logró, encontraron a Gladys.
-está en el infierno Keryma, Tres Álamos, ¿podrán tus alas
verdes soportarlo?
-No lo sé, pero debo intentarlo- le responde temblorosa
Keryma a su compañero, -voy a tomar la micro-
-las probabilidades son casi cero- le advierten los de
matemáticas, pero como los números, la esperanza es infinita.
Estudiantes de Inglés se indignan
-USA is guilty, the CIA, Nixon, Kissenger, fuck all!!
El Pedagógico no la quiere dejar ir, tan joven, tan bonita –Necesito
saber de mi hija, ya no puedo más con tanta pérdida, me dejaré morir en el
próximo terremoto- le dice triste el viejo edificio. –antes era la luz de
Chile, la cuna de un futuro mejor, ahora los monstruos de uniforme se burlan
mostrándome los cuerpos destrozados de mis futuros profesores.
Las compañeras de Educación Parvularia despiden con calma a
Keryma, las jóvenes están convencidas que con cada tortura que la DINA infringe
a Gladys, el delantal alado se torna más resistente y lo logrará.
Keryma viaja por calles tristes…pregunta donde ésta el
infierno ¿Cuál de todas las sucursales? Le responden desde la micro repleta.
Al fin, las alas
verdes, firmes pero temblorosas, cruzan el portal del horror.
Todo el dolor del mundo se concentra en ese lugar, todo lo
inimaginable es siniestramente posible, a Keryma, bella, sensible, y menuda,
una tosca mujer revisa toscamente su cuerpo, ¿buscará las armas con que los
cubanos se tomarían Chile, los Aka-47 soviéticos del Plan Z?, nada, la muy
bruta sólo encuentra dulces y galletas, o quizás restos de cartulinas de
colores, porque en el cuerpo de Keryma no hay espacio para la violencia.
¿Dónde estás Gladys? ¿Serás ese ser que tiembla? ¿serás ese
fantasma de lo que parece fue una persona?
-Te veo Gladys, pero ya no eres tú-
Tus manos que modelaban plastilina para enseñar a los niños
ahora son dos garras amoratadas, tus ojos chispeantes están apagados, sin ganas
de mirar trotar a los de Educación Física, tu magnifica inteligencia no será
capaz de volver a enseñarme química. Tu alma dejó tu cuerpo Gladys, cuando te torturaban
con electricidad. A tu vocación de Parvularia
la convirtieron en un trapo verde sin vida-
Keryma vuelve al Pedagógico, sin Gladys, llueve en Santiago,
el edificio y sus facultades lloran una vez más, Keryma ve las lágrimas,
claramente, en los ventanales de la Biblioteca, en los retratos de Piaget y
Montessori, en el vidrio del reloj de la clase de psicología.
-No pude traerla de vuelta, lo que quedó de ella, se arrastró
con sus papás a La Serena. Eso me dijeron-
Los de pedagogía en Historia levantan la nariz de “Los doce
césares” y susurran para que Keryma no escuche: la expulsaron a Francia,
directo del centro de tortura al avión, se fue sola y herida, no puede volver,
pero mejor que Keryma piense que está con sus papás, el Pedagógico no quiere a
más de sus hijos sufriendo.
Relato basado en el
testimonio de mi tía Keryma Hermosilla Quiroz sobre el destino de Gladys Ledezma
Maturana, ambas estudiantes de Pedagogía en Educación de Párvulos del Instituto
Pedagógico de la Universidad de Chile en 1975. (actual Universidad
Metropolitana de Cs. De la Educación)
Gladys Ledezma Maturana
está reconocida en el Informe de Prisión Política y Tortura (Informe Valech)
con el número 12.846. Se radicó en Francia y es enfermera.
Keryma terminó su
carrera con distinción máxima, puso todo su amor a la educación de niños y
niñas y es la mamá de mis tres primos regalones Álvaro, Bárbara y Nicolás.